Es una enfermedad inflamatoria producida por la acumulación de ácido úrico en forma de cristales en las articulaciones, tendones, piel, riñón, … La enfermedad causa brotes de inflamación articular que pueden ser muy dolorosos e incapacitantes.
Se asocia a enfermedad renal crónica y enfermedades cardíacas.
Inicialmente se trataba de una enfermedad crónica pero actualmente se dispone de tratamientos para eliminar los depósitos de ácido úrico y por tanto es una enfermedad curable.
¿Qué es el ácido úrico?
Es un compuesto formado por carbono, nitrógeno, oxígeno e hidrógeno que se forma cuando el cuerpo descompone unas sustancias de los alimentos llamadas purinas.
¿Es lo mismo tener el ácido úrico en sangre elevado (hiperuricemia) que sufrir gota?
No, la hiperuricemia es un valor analítico. Sólo un 20-30% de pacientes con niveles elevados de ácido úrico en sangre desarrollarán la gota.
¿Qué causas la producen?
La gota puede producirse por una disminución de la eliminación por la orina del ácido úrico o por un aumento en su producción.
El origen primario se desencadena por causas genéticas y el origen secundario está relacionado con enfermedades (del riñón principalmente) o fármacos que aumentan su producción o disminuyen su eliminación.
¿Cuáles son los síntomas?
Se dan en articulaciones (artritis), tendones (tendinitis) y en las bolsas que rodean las articulaciones (bursitis). La inflamación tiene lugar de forma rápida e intensa. La articulación afectada se pone roja y caliente e impide el movimiento normal. Suele producirse en los dedos de las manos y pies. La zona inflamada se vuelve tan sensible que un simple contacto produce molestias. Si la gota afecta al dedo gordo del pie recibe el nombre de podagra.
¿Cuáles son los síntomas?
Si la gota no se trata se pueden formar en cúmulos de cristales de urato que se conocen como tofus que destruyen las articulaciones.
¿Cómo se diagnostica?
Se extrae líquido articular de alguna articulación afectada por la enfermedad y se estudia en el microscopio. Si se observan cristales de urato dentro de los neutrófilos (un tipo de globo blanco) el paciente sufre gota.
También se pueden realizar ecografías o radiografías para su detección.
¿A qué médico debo consultar?
En el reumatólogo en primer lugar, pero también tienen mucha experiencia los médicos de familia y los urólogos.
Consejos para tener en cuenta:
• Si la articulación afectada está en la pierna o en el pie, colocar la pierna arriba.
• Aplicar frío en la zona afectada durante unos minutos varias veces al día
• Hacer reposo
• Beber abundante agua
• No es necesario vendar la zona afectada
¿Cómo baja el nivel de ácido úrico?
Utilizando tratamiento farmacológico. Existen diferentes opciones terapéuticas. El médico le recomendará la más adecuada en su caso.
Es normal que al inicio del tratamiento farmacológico se den reacciones de inflamación, pero no debe interrumpirse el tratamiento, en pocos días los niveles de ácido úrico en sangre bajan y los depósitos se deshacen. El objetivo del tratamiento es tener unos niveles de ácido úrico en sangre por debajo de 5-6mg/dl.
Además, sería interesante seguir los siguientes consejos generales y nutricionales para prevenir los elevados niveles de ácido úrico en sangre.
Consejos generales
-Controlar el peso
-Gestionar el estrés
-Caminar descalzo sobre la hierba
-Tomar el sol
-Hacer baños de vapor, sauna
Consejos nutricionales
-Evitar el ayuno prolongado
-Evitar el exceso de comida
-Beber 2 litros de agua diarios (mejor alcalina)
-Disminuir la ingesta de alimentos ricos en purinas. Limitar la ingesta de proteínas a menos de 0,8 g/kg de peso al día
-Seguir una dieta rica en frutas, verduras, hortalizas y cereales
-Evitar el estreñimiento
Alimentos desaconsejados (ricos en purinas):
-Repostería y pastelería con cacao
-Soja, lentejas, habas y guisantes
-Col, espinacas, coliflor, espárragos, apio, cebollas, champiñones
-Leche entera y quesos grasos
-Embutidos, carne de caza y vísceras
-Trucha, atún, sardina, anchoa y marisco
-Bebidas alcohólicas
-Salsas, paté, caldo de carne y extractos de carne y marisco
Escrito por: Paula Hernández Pérez, farmacéutica.Fuente: Unidad de Investigación de la Sociedad Española de Reumatología (SER); www.farmaceuticonline.com